¿En cuántas ocasiones, en campamento o en excursión, bajo la risa y el juego, hemos tenido la seguridad de que a pesar de lo que en ocasiones nos pueden hacer creer los noticieros, la vida verdaderamente vale la pena vivirla? ¿Cuántas veces, con nuestro uniforme puesto, hemos tenido la certeza de que el mundo efectivamente es maravilloso?
El 11 de noviembre de 2009 presenté ante los integrantes de mi provincia en la Asociación de Scouts de México A.C. (ASMAC) mi candidatura para ser electo como Asociado. Gracias a todo su apoyo logré ser el primer Rover en la historia de la provincia en tener dicho honor.
Comparto la carta de motivos con la que hice pública mi candidatura:
A mis hermanos Scouts de la Provincia Azcapotzalco:
Hace unos meses leí en la edición electrónica del Times de Londres el caso de un chico de 14 años que fue ‘emplumado’ y arrastrado por las calles por un grupo radical que, finalmente, lo dejaría lisiado de por vida tras pegarle dos tiros en la parte posterior de las rodillas. Y aunque su caso, en términos geográficos nos puede parecer lejano, la realidad es que culturalmente nos es muy cercano ya que en mayor o menor medida, todos las naciones occidentales compartimos el reto que nos plantea desde hace algunos años la perdida de valores y de cohesión social.
En una cultura en la que es posible (por no decir tolerado) que a un joven lo arrastren hasta un callejón y le peguen un par de tiros, o que un hombre se crea en derecho de golpear hasta la inconsciencia a su esposa (como muchos casos en el estado de Guerrero y del país), es una cultura en la que los niños se hacen hombres creyendo que no existe el respeto a la dignidad humana y, peor aún, es que tienden a adoptar una actitud fatalista no sólo ante la vida de los otros sino también ante sus propias vidas.
Es bajo este clima incierto que el Escultismo no ha perdido la validez que tenía hace cien años cuando fue concebido por Baden-Powell. Incluso me atrevería decir que ahora, más que nunca, el movimiento Scout es uno de los principales puntos de referencia para la juventud mundial.
Puede que de primera mano mi argumentación se escuche un poco exagerada, pero bastará con recordar todas las veces en que teniendo un problema, hemos encontrado las palabras de aliento adecuadas en un hermano Scout, o las innumerables veces que al enfrentarnos a los grandes retos de nuestras vidas nos hemos sentidos siempre acompañados y apoyados por nuestro clan o por
nuestra patrulla e incluso por nuestra seisena. ¡Ni hablar del confort y confianza que nos brindan nuestro grupo y nuestra provincia!
¿En cuántas ocasiones, en campamento o en excursión, bajo la risa y el juego, hemos tenido la seguridad de que a pesar de lo que en ocasiones nos pueden hacer creer los noticieros, la vida verdaderamente vale la pena vivirla? ¿Cuántas veces, con nuestro uniforme puesto, hemos tenido la certeza de que el mundo efectivamente es maravilloso?
A nosotros, las ramas mayores: dirigentes, scouters y rovers nos pregunto: ¿con qué podemos comparar la satisfacción de ayudar a un hermano Scout más joven? no hay nada que se le compare.
Porque el Escultismo no se limita a darnos esperanza para y hacia la vida. Al librarnos de sensaciones fatalistas también nos da el valor para intentar cambiar y mejorar el mundo.
El método Scout procura brindarnos herramientas para hacer de nuestras vidas y de las de todos aquellos con los que compartimos nuestra condición humana, una existencia lo más prospera y feliz posible.
Y si el Escultismo es lo que es, lo es porque todos los Scouts (al menos aquellos con los que he tratado, que no son pocos) hemos tenido siempre presente la ley Scout y las últimas palabras de nuestro fundador cuando nos dijo:
“Tratad de dejar este mundo en mejores condiciones de como lo encontrasteis; de manera que cuando os llegue la hora de morir, podáis hacerlo felices, porque, por lo menos, no perdisteis el tiempo, e hicisteis cuanto os fue posible por hacer el bien.”
Por todo ello, es que me sentí profundamente interesado cuando mi jefe de grupo nos compartió la convocatoria para candidatos a asociados. Veo en ese cargo otra oportunidad de servir a la realización de este gran sueño que hemos decidido llamar Escultismo y por el cual todos estamos comprometidos.
Un sueño que si bien se construye a través de las actitudes individuales de cada uno de sus integrantes en sus distintas esferas sociales y comunidades, requiere de una estructura, de reglamentos, de estatutos, de acuerdos que le den vida en términos de existencia física. Pues su vida inmaterial, su vida moral e ideológica se la damos todos nosotros cada vez que, con nuestros actos, refrendamos nuestra promesa Scout.
Así, inspirado en mi promesa y basado en mi experiencia es que hoy les digo que me siento con la preparación y convicción necesarias para servir exitosamente en el cargo de Asociado. Cargo que ustedes, mediante su voto y si así lo consideran oportuno y apropiado, me darán la oportunidad de desempeñar. Regalándome con ello el enorme Honor de su confianza y la oportunidad de crecer como persona al aprender de todos ustedes en un área del Escultismo distinta a la que hasta ahora he conocido.
Esperando su apoyo durante la votación, y en su caso, su continuo consejo (que yo procuraré en todo momento) durante la gestión del cargo, reciban de mi parte un caluroso apretón de mano izquierda.
“Siempre Listo para Servir”
Eduardo Muñíz Trejo
LO AQUÍ ESCRITO NO REFLEJA NI EXPRESA NECESARIAMENTE EL PUNTO DE VISTA DE LA ASOCIACIÓN DE SCOUTS DE MÉXICO A.C.