No hace mucho tiempo un amigo me llamó pasada la media noche de un miércoles para realizar una consulta referida a su equipo de computo. Vamos, no es que no esté acostumbrado a responder alguna que otra duda ocasional, pero aquella vez me molestó mucho.
Sucede que jugando a instalar sistemas operativos cometió el terrible error de formatear su disco duro sin tener un respaldo, y como mi amigo no está versado en términos técnicos, a la ya de por si difícil tarea de salvar el contenido de su disco hubo que sumar las limitantes del lenguaje y eso se volvió imposible de resolver por teléfono. Lo mejor que pude le oriente al respecto de qué podría intentar y, sobre todo, en dónde buscar por si mismo la solución.
Ahora bien, aunque la hora de la llamada no me pareció adecuada, lo dejé pasar por solidaridad. Sin embargo, una hora después me volvió a llamar y un tanto irritado me reclamó (eso si, con suavidad) los nulos resultados obtenidos. Inútilmente traté de guiarle por teléfono: Los minutos pasaron sin lograr avances y fastidiado y deseoso de dormir le ofrecí revisar su computadora el sábado.
Evidentemente la propuesta no le agradó nada y trató de negociar una fecha más cercana (de ser posible el mismo jueves) pero a mi me resultaba imposible y me negué. Entonces procedió a reprocharme que le dejará en medio de la noche con su problema y, peor aún, me ofreció dinero a cambio de que siguiera al teléfono ¡Eso sí que me molestó!
¡Mi línea telefónica es personal y no es “emergencias MAC”! Me fastidió la actitud del sujeto porque yo ni siquiera estudio ingeniería ni algo parecido. A diferencia de un médico, yo no juré ayudar a la sociedad con mis conocimientos empíricos sobre informática, es claro que no sé todas las respuestas ni tengo porqué saberlas. Pero lo que verdaderamente me enfadó es que su abuso de confianza (la hora y la forma fueron groseros) trató de justificarlo ofreciendo un pago: ¡Yo no soy técnico, no vivo de ello, no me dedico a ello!
Una inquietud sencilla, una duda ocasional las resuelvo sin problema. Pero cuando las personas empiezan a creer que por mis conocimientos (que verdaderamente son poca cosa) tengo, ya no digamos el deber, siquiera el interés de ayudarles con sus problemas técnicos, empiezo a molestarme.
En conclusión y a manera de enseñanza: Un amigo Geek (o semi-geek) no es un técnico de cabecera a quien consultar. Por lo que (al menos que trabaje en el departamento de TI y te acerques a él en horario laboral) no presupongas una respuesta positiva o amable de su parte.
Con gusto podrán ayudarte pero recuerda que el universo de la computación es muuuuuuuy amplio. Un programador web hace un trabajo muy distinto al de uno enfocado a microcontroladores y microprocesadores para aplicaciones robótica, y ambos hacen cosas distintas a las que hace el técnico que arregla tu PC. Mi experiencia es en programación web y de aplicaciones robóticas, no arreglando equipos.