Scouts y acoso: breve crónica

Hace más de un año que Maria N. hizo pública la denuncia que presentó en marzo de 2018 en contra de Daniel N., entonces Director en la Oficina Nacional de la Asociación de Scouts de México (ASMAC) y, a juzgar por su actividad pública en redes sociales, cercano colaborador del Presidente Scout y aparente amigo personal del Jefe Scout Nacional. Dolorosamente, luego de 500 días su expediente aún alimenta el vergonzoso índice del 70% de impunidad que caracteriza al gobierno de la Ciudad de México.

 

I. El peso de la realidad.

 

Maria también solicitó a los órganos de gobierno de la ASMAC la aplicación del artículo 44 del Reglamento, mismo que sanciona con la cancelación de la membrecía por causa de:

“n) Promover, tolerar o ejecutar actos que atenten contra la imagen de la Asociación o contra la integridad moral o física de cualquier miembro de la Asociación y/o contra terceros.”

Al no obtener respuesta de los siete liderazgos nacionales a quienes remitió oficios, la denunciante decidió publicar estos documentos y el acta de la denuncia ocasionando una breve polémica que lamentablemente no tuvo consecuencias relevantes, pero que sentó precedente para otro caso que sucedió meses después.

Personas que no respondieron el oficio de María: Francisco Macías, Presidente de la ASMAC. Federico Alejandro ortíz, Vicepresidente Scout nacional. Pedro Díaz, Jefe Scout Nacional de la ASMAC. Víctor Acuña, Secretario Nacional Juan José Méndez, Presidente de la Corte Nacional de Honor. Mario García, Secretario de la Corte Nacional de Honor. Brenda Laura López, Consejera Nacional.

En octubre de 2018, decenas de scouts usuarias de redes sociales (me parece que todas mayores de edad) expusieron en Facebook como presunto acosador a Gibrán N., un dirigente sin relevancia en el organigrama de la ASMAC.

Desde mi perspectiva, presumo que la mayoría de los señalamientos se referían a posibles casos de hostigamiento sexual; práctica claramente constitutiva de sanción pero que difícilmente tiene punto de comparación con el caso de Daniel N. tanto en gravedad como en la  formalidad y oficialidad de los canales empleados para las denuncias. No obstante, esa ocasión la Oficina Nacional fue expedita y exacerbada en su respuesta: el Jefe Scout Nacional atendió personalmente el problema e inmediatamente dió de baja al imputado. En contraste, sólo se prometió proceder contra Daniel hasta que “resuelvan las autoridades competentes”.

Al respecto de ambas polémicas y de la presumible amenaza que, paradójicamente, hizo Pedro Díaz de aplicarme a mí el art. 44 como resultado de mis comentarios críticos, ya me referí en el artículo titulado: “Scouts: hablemos de imagen institucional”. A la fecha prefiero pensar que la asimetría de las respuestas se debió al establecimiento de un antecedente y no a lealtad existente entre los involucrados o al temor del desgaste de la imagen institucional al ser un tema ventilado en internet.

Fragmento de la conversación en Facebook con el JSN Pedro Díaz.
Fragmento de la conversación en Facebook con el JSN Pedro Díaz.

El 13 de noviembre y a regañadientes, Pedro Díaz por fin se reunió conmigo y afortunadamente logramos desarrollar la discusión que surgió en Facebook hacía una conversación más constructiva en la Oficina Nacional. En esa reunión estuvimos presentes el Jefe Scout Nacional, Ángel Martínez (Subjefe Scout Nacional invitado por Pedro), Alina Carbajal (periodista invitada por mí con el objetivo de tener una voz imparcial pero informada sobre el tema) y yo.

Aunque la tensión marcó el inicio de la reunión, pudimos encontrar puntos en común y llegar al acuerdo verbal de realizar una “revisión a profundidad de las violencias estructurales de la organización y tomar las medidas más adecuadas para lograr una atención integral”. Para ello, Pedro comisionó a Ángel como la persona que llevaría el tema y yo asumí el compromiso de consultar con las diversas organizaciones de la sociedad civil con las que he colaborado para identificar el talento y la experticia requerida para tal objetivo.

 

II. De buenas voluntades…

Semanas después de la primera sesión encontré a dos consultoras expertas en prevención de la violencia de género, sensibilización, y creación de protocolos de atención. Además, ellas han trabajado con diversas organizaciones e instituciones entre las que destacan la Secretaría de la Defensa y la Procuraduría General de la República (ahora Fiscalía General). El perfil de las especialistas me gustó mucho porque saben laborar con discreción y comprenden bien que estos temas generan mucha polémica y es mejor avanzar en ellos con prudencia y apostando al cambio institucional sostenido y consensuado.

Así, el 25 de enero de 2019 tuvimos la oportunidad de conversar: Susana Atme (una de las consultoras), Ángel Martínez, Ricardo Ramírez (Director de Gestión y Desarrollo Institucional), Ramón López (Comisionado de seguridad y protección) y yo. Esa tarde Susana realizó diversas sugerencias para la actuación inmediata y presentó una propuesta de trabajo de alcance nacional.

Considero importante resaltar que, desde la primera reunión, percibí un trato cordial por parte de la Oficina Nacional para atender lo que Pedro calificó como “un problema mundial que ya nos alcanzó”, pero también incapacidad para darse cuenta de que la atención de este desafío demanda un abordaje integral y con perspectiva de género y no sólo la publicación de un glosario bien intencionado (léase la “Política Nacional de Seguridad y Protección Juvenil” aprobada en 2017) y declaraciones políticamente correctas.

Con la excepción del Subjefe Scout Nacional que se mostró mucho más comprensivo y abierto que el resto del personal de la oficina nacional con los que he tratado el tema, las ideas manifestadas tanto por Ricardo como por Ramón durante la segunda y última sesión daban cuenta de una buena voluntad para intentar resolver el problema, pero también del evidente poco entendimiento que tienen del mismo. Sencillamente parece que perciben como mayor problemática “el daño a la imagen” que la violencia de género que sufren nuestras integrantes.

Durante aquella reunión fue evidente la incorrecta creencia de que el riesgo de hostigamiento, acoso y abuso sexual en la organización es asunto de abordaje exclusivamente jurídico y punitivo y que la prevención es posible desde las dinámicas de protección civil, cuando realmente se trata de un proceso multicausal que se origina en las violencias estructurales de nuestra sociedad, impregnadas y reproducidas dentro de la ASMAC y que demanda acciones muy profundas e integrales.

Particularmente, noté que Ricardo era el más escéptico ante las recomendaciones de la experta. Incluso llegando a cierto grado de prepotencia al pretender “explicarnos” cosas básicas del funcionamiento de la ASMAC (situación que finalizó cuando le recordé mi historial escultista). De igual forma, manifestó visiblemente una preocupación centrada más en cómo proteger a la organización de posibles demandas antes que en atender la violencia de género y sexual que existe en la Asociación.

Desde luego, la actitud de Ricardo es parcialmente comprensible, tanto por su formación y trayectoria profesional, completamente alejada de los temas sociales, como por la enorme diversidad demográfica y hasta ideológica que integra a la Asociación. Por ejemplo, corresponde a la Oficina Nacional articular discursos que atiendan las realidades de cada entidad federativa, con casos tan contrastantes como las nociones populares que se tienen respecto a “violencia de género” en la Ciudad de México en comparación con Tlaxcala.  Amén de la multitud de leyes y códigos que rigen el comportamiento de nuestra membrecía (sí, con “c”) según se encuentren en un municipio o en otro. No obstante, no me es claro si su escepticismo es mera precaución o sencillamente no se da cuenta que no se da cuenta. Probablemente otro arista del problema de la oficina es su incapacidad cognitiva para entender la complejidad del desafío: No Ricardo, no es sólo una cuestión de castigo burocrático, es mucho más.

Al respecto de las dificultades de tratar el conservadurismo de la organización y las múltiples dimensiones jurídicas, las consultoras declararon estar conscientes de los desafíos y listas para integrar una política nacional y un programa de sensibilización y capacitación adecuado. Recordemos que ya han hecho este trabajo con organizaciones tan complicadas y complejas como las fuerzas policiales de este país. Sin embargo, dado que yo no soy especialista en la materia simplemente me limité a preguntar entre mi círculo de organizaciones de la sociedad civil personas que sí  fuesen expertas y ponerlas en comunicación con la Oficina Nacional.

Días después, supe que la Jefatura Nacional se negó a contratar a las consultoras (negociación de la que no fuí parte ni estuve presente) y apostó a su “talento” doméstico para tratar de resolver el problema. El resultado de esta decisión se presentó públicamente a finales de mayo de este año y habrá que esperar para ver las consecuencias, aunque es de esperar que no serán favorables debido a que se conoce muy bien cómo ha transcurrido este tipo de rutas tibias en otras organizaciones.

 

III. A la guerra y sin fusil.

Recientemente, la ASMAC publicó en Facebook los “Lineamientos de Administración de Riesgos y Procesos Administrativos para la Organización de Eventos”. Casi en las mismas fechas el Movimiento Mundial Scout se sumó a la campaña #HeForShe que Naciones Unidas promueve desde hace cinco años y que, a pesar del marketing de Emma Watson, no ha estado libre de cuestionamientos ni críticas.

Personalmente, considero que la “bondad” de #HeForShe es que es tan tibia y descafeinada como para intentar influir hasta en las sociedades más retrógradas del planeta; ya saben, en la campaña no se trata de empoderar a las féminas sino de que los hombres las salven. Sin embargo, parece que ni con la cortedad de miras de la campaña se está teniendo el penetración que se esperaba. Por ejemplo, basta ver la virulenta reacción que tuvo un sector de la membrecía de la Asociación de Scouts de México cuando la Oficina Nacional sencillamente se limitó a invitar a sus seguidores de Facebook a descargar el kit de la campaña en el que se sugieren preguntas para reflexionar sobre cómo generar un ambiente justo para mujeres y hombres (¿Acaso no va de eso la promesa Scout?).

Publicación que suscitó injustificada polémica en Facebook.
Publicación que suscitó injustificada polémica en Facebook.

La mayoría de los cientos de comentarios que recibió la publicación del 9 de junio destilaron ignorancia y visceralidad. Aquí recupero tres comentarios que pude rescatar antes de que la ASMAC borrara su publicación:

Muestra número 1:

“Con el debido respeto. no apoyo ni la equidad, ni la igualda de genero mucho menos los matrimonios igualitarios los respetos como entes que son, no acepto ni respeto todo aquello que atente contra los principios de la familia y sobre todas las cosas que atente y ponga la unidad y hermanda scout en riesgo de sobreviviencia. Que la unidad de nuestra hermanda este por ensima de cuestiones que atententen contra los Scouts como un todo.” (SIC).

Muestra del odio vertido en Facebook por llamar a un mundo más justo.
Muestra del odio vertido en Facebook por llamar a un mundo más justo.

Muestra número 2:

“Hombre y mujer DEBEN COMPLETAR UNA PAREJA, SIN COMPETIR, NUNCA SERÁN IGUALES, ( y que bueno ) la finalidad de los dos únicos sexos existentes es la reproducción para la continuidad de las especies” (SIC y WTF!)

Muestra del odio vertido en Facebook por llamar a un mundo más justo.

Muestra número 3:

“Un buen scout con principios y valores y llevando a cabo sus principios scout nunca va estar de acuerdo con esos tipos de publicaciones y practicas, hoy por eso la ASOCIACIÓN DE SCOUT DE MEXICO se encuentra muy denigrada, por eso nuestro fundador B-P fue muy claro en trabajar con ramas separadas y mujer es mujer y el hombre hombre, de por si siempre se han dado practicas dudosas de abusos infantiles dentro de la Asociación ahora con esto se van a dar mucho mas.” (SIC y ¡qué audacia tiene la ignorancia!)

Muestra del odio vertido en Facebook por llamar a un mundo más justo.

Dicho todo lo anterior, no sorprende que los “Lineamientos de Administración de Riesgos y Procesos Administrativos para la Organización de Eventos” sean de naturaleza claramente burocrática. Una vuelta de tuerca a la previa existencia de los “protocolos de seguridad” que poco aporta a la seguridad en general de la membrecía de la ASMAC y ni siquiera menciona asuntos de violencia de género. Al respecto de lo mínimo que se debe hacer hablo en el post: “Scouts y acoso: guía mínima de acción”.

Concluyo recordando que cualquier política publicada sin las debidas consultas, sin acompañamiento de verdaderas expertas y sin sensibilizaciones y talleres deconstructivos previos está destinada al fracaso, pues se enfrenta a un fuerte conservadurismo. Es un error querer solucionar los problemas a golpe de comunicados y reformas a los ordenamientos.

Específicamente en la materia que hoy nos ocupa, es urgente e inevitable que se asuman las violencias estructurales y se atiendan en todos los niveles, empezando por la Oficina y el Consejo Nacionales, que no están del todo exentos de repetir patrones sexistas.

Es claro que a atender integralmente, y posteriormente resolver, la violencia de género dentro del Movimiento Scout mexicano no es nada sencillo, pero ello no debe ser motivo de frustración. Recordemos que hasta la Boy Scouts of America tuvo la convicción suficiente para prescindir del injustificable conservadurismo de su sector mormón en mayo de 2018, a pesar de que hacerlo le implica perder hasta el 20% de su membrecía. Va siendo tiempo que el Escultismo mexicano anteponga lo que es correcto por sobre lo que es fácil.

 

Las ideas manifestadas no reflejan o coinciden necesariamente con la opinión de la Asociación de Scouts de México A.C., sus provincias, grupos o secciones

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