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Con la cicuta en el bolsillo a es la columna de opinión de Eduardo Muñiz y también una metáfora que nos recuerda la última lección del pensador Sócrates, quien frente las dificultades y tentaciones de la vida pública, prefirió la muerte antes que faltar al compromiso con su sociedad.

Según cuenta la historia: corría el año 399 cuando el protagonista de El Fedón fue injustamente acusado de “deshonrar las tradiciones y corromper a la juventud” siendo que, en realidad, se le perseguía por resistirse al salvaje régimen de los Treinta Tiranos sobre Atenas.

La condena que recibió fue la muerte por Cicuta, una planta de pequeñas flores blancas y de mortal toxicidad.

Si bien, los discípulos del filósofo le aconsejaron huir de la ciudad para salvar su vida, él prefirió acatar la sentencia por sobre la posibilidad de verse obligado a vivir lejos de su comunidad.

De forma que, independientemente de cualquier otra de las ideas del ateniense, su voluntad para afrontar la muerte en defensa de sus valores y su negativa a sobrevivir en el exilio de su comunidad política, constituyen una lección fundamental que da sentido al nombre de este sitio:

“Es debido comprometer la vida a la búsqueda de la verdad y a un constante y sincero compromiso con el bien de nuestra sociedad.